lunes, 27 de enero de 2020

Muerte de San Francisco de Asís

Museo del Prado
Camarón Bonanat

En la noche del 3 al 4 de octubre de 1226 murió san Francisco.
Enzo cita la “Vita prima” de Tomás de Celano, escrita entre 1228 y 1229. Francisco pidió ser “enterrado desnudo en la tierra desnuda“: despojado de su túnica de saco, la mano izquierda cubría la herida sobre el flanco derecho para que nadie la viese, igual que los estigmas impresos en su cuerpo desde que los recibió en La Verna en 1224.
Después hizo llamar a Giacoma dei Settesoli y le pidió, antes de que fuera demasiado tarde, que no olvidara traer consigo esas galletas “buenas y perfumadas” que tantas veces le había preparado en Roma: ¡los famosos “mostaccioli”!

La bendición a fray Elías

En esos dramáticos momentos, Francisco se dirige a sus amigos más cercanos. A fray Elías, el que lideró la oposición interna contra el santo en la orden por él fundada, y luego Ministro General, le dice:
Te bendigo, oh hijo, en todo y por todo; y como el Altísimo, bajo tu dirección, volvió numerosos a mis hermanos e hijos, así a ti y en ti los bendigo a todos. Que te bendiga Dios, Rey de todas las cosas, en el cielo y en la tierra. Te bendigo como puedo y más de cuanto está en mi poder, y que lo que no pueda hacer yo, lo haga Aquel que lo puede todo. Que Dios se acuerde de tu trabajo y de tu obra y te otorgue su gracia en el día de la retribución de los justos. Que puedas encontrar cualquier bendición que desees y que se cumpla cualquier petición justa que hagas”.

Al guardián, entre tanto, le dio una túnica suya, los calzones y el birrete de tela de saco con el que cubría su cabeza para proteger las cicatrices y el tracoma de los ojos que había contraído en Egipto. Después le amonesta: “¡Te los presto, por santa obediencia! Y para que te quede claro que no puedes vanagloriarte de tener derecho sobre ellos, te quito todo poder de cederlos a otros”.

La última cena

Con sus últimas energías, Francisco celebra la Útima cena. Parte el pan y pide que le lean la lectura del evangelio de Juan que recuerda el Jueves santo.
Dirigiéndose de nuevo a los frailes, les pide que lo depositen de nuevo desnudo en tierra, y que le dejen yacer insepulto tras su muerte “el tiempo necesario para recorrer cómodamente una milla”.

El pobrecillo pidió ser sepultado en un lugar llamado Colina del Infierno, como un malhechor cualquiera, como sucedió con Cristo que murió crucificado entre dos ladrones y fue sepultado fuera de Jerusalén.
La colina, recuerda Enzo Fortunato, “pronto recibiría el nombre de Colina del Paraíso, y allí se edificaría la basílica de San Francisco. Su canonización sería una de las más rápidas de la historia de los santos, apenas dos años después de su muerte”.

viernes, 30 de septiembre de 2016

Oraciones de San Felipe de Neri

Nació en Florencia en 1515. En medio del paganismo que imperaba en el ambiente renacentista romano, Felipe entrega todos sus haberes a los pobres, mientras él ayuna a pan y agua. Pasa los días en obras de caridad, y las noches en las catacumbas de San Sebastián, entregado a la oración y a la penitencia. Alcanza altísima oración. wikipedia



"Quien quiera algo que no sea Cristo,
no sabe lo que quiere; 
quien pida algo que no sea Cristo, 
no sabe lo que pide; 
quien no trabaje por Cristo, 
no sabe lo que hace" 

"Como es posible que alguien que cree en Dios
pueda amar algo fuera de Él".

"¿Oh Señor que eres tan adorable
y me has mandado a amarte,
por qué me diste tan solo un corazón
y este tan pequeño?" 

San Felipe Neri

martes, 27 de septiembre de 2016

DORMÍA SOSEGADO - RUMI


Dormía, sosegado, 
por la brisa fresca cuando, bruscamente una paloma gris
entonó desde la espesura un sollozo cargado de añoranza, 
y me recordó mi propia pasión.

Llevaba tanto tiempo apartado de mi propia alma,
durmiendo hasta tan tarde, pero el sollozo de aquella paloma
me despertó y me hizo llorar. 
¡Alabados sean todos los afligidos madrugadores!

Algunos son los primeros y otros tardan mucho más en llegar.
Dios bendice a ambos y a todos los que hacen cola, 
y repone lo que se ha consumido, 
y provee a los que aran la tierra de la desesperanza,
y bendice a Mahoma y a Jesús y a todos los demás mensajeros y profetas. 

Amén y que el Dios de todos los seres creados te bendiga

[Rumi]

domingo, 4 de septiembre de 2016

¿POR QUÉ SE CREÓ EL UNIVERSO?



Uno de los hadiths (textos que recuperan las comunicaciones orales del Profeta en el Islam) más citados es el siguiente: “Yo era un tesoro oculto que quería ser conocido; por eso creé el mundo”. La frase constituye una de las más entrañables explicaciones para responder al por qué la Divinidad o el Uno Inefable, perfecto en sí  mismo, pudo tener un motivo para crear el universo. Según Henry Corbin esta máxima está en el centro de la cosmogonía Al-Akbariyya de Ibn Arabi, probablemente el más grande metafísico sufí. 
Glosa el místico andaluz Ibn Arabi:
Cuando Dios quiso considerar las esencias de Sus Nombres perfectos cuyo número es infinito –y si prefieres se puede decir también cuando Él deseó ver Su propia esencia en un objeto global el cual, habiendo sido bendecido con la existencia, resume la totalidad del orden divino para que ahí Él pudiera manifestar Su misterio a Sí mismo. Puesto que la visión que un ser tiene de sí mismo y en su sí mismo no es la misma que otra realidad procura para él, y la cual él usa para sí como un espejo (en esto, él se manifiesta a sí mismo a su ser en la forma que resulta del “lugar” de la visión…) Así el orden Divino requirió clarificar el espejo del mundo, y Adán se volvió la luz misma del espejo y el espíritu de esta forma. 
Su traductor Titus Burckhardt comenta “Adán no es más que la forma divina, creada por Dios, para recibir  su propia revelación, con esta variación de una realidad distinta –el receptáculo puro en el que se derrama”. Adán es el vaso-espejo bruñido de la creación divina y el universo entero es el escenario de su florecimiento: es a través de los fenómenos, las formas, las sensaciones, y las experiencias que Dios se desoculta.
Yo era un tesoro oculto que quería ser conocido; por eso creé el mundo, donde “quería” es  (ahbatu) quizá es mejor traducido como “yo amaba ser conocido” y a veces se añade al hadit: “por eso creé a la criaturas y me hice a ellas conocido, para que me conocieran. De aquí que, Ibn Arabi mantenga también que la creación macrocósmica se origina en el amor divino y que, el amor y la sabiduría, son dos aspectos de lo mismo, y a fin de cuentas inseparables. 
La frase recuerda también la metáfora que utiliza Ibn Arabi frecuentemente de que la creación es el espejo en el que Dios se ve a sí mismo y la aparición del ser humano (el ser humano arquetípico, Adán) es el pulido o bruñido del espejo. Es por ello que la labor mística es una contemplación de la belleza de la verdad y el místico puede extinguirse, es decir dejar de percibirse como un ser individual separador, a través de la contemplación.  
Sobre este mismo hadith, Frithjof Schuon comenta en su libro La Unidad Trascendente de las Religiones
[El hadith] significa que el Absoluto quiere ser conocido desde el punto inicial de lo relativo. ¿Pero por qué? Porque esto es una posibilidad en lo que respecta a la ilimitabilidad de la Posibilidad Divina: una posibilidad y entonces algo que no puede más que ser, algo cuyo “por qué” reside en lo Infinito.
Ibn Arabi escribe en el Tratado de la Unidad:
Cuando te conozcas verdaderamente a ti mismo, te desharás de tu doblez y comprenderás que no eres distinto de Allah, pero mientras tengas una existencia “distinta de Allah”, no conseguirás sofocar tu existencia ni conocerte a ti mismo… El conocimiento de ti mismo consiste en comprender que tu existencia no es real y que tu existencia no es nada, pues tu no eres, no has sido y no serás jamás.
Así podemos decir también que este proceso gnóstico de revelar lo oculto (la deidad) que es el cosmos entero, ocurre también en un plano microcósmico, cuando el hombre se conoce a sí mismo y descubre que no es, que sólo existe la divinidad que brilla como una gema al interior de una cueva. Esto mismo es mostrado por el tercer giro de la rueda del Dharma, en el que Buda Shakiamuni revela que todos los seres vivos tienen un embrión búdico o una naturaleza búdica inherente, llamada tathagatagarbha.  
El universo se revela como espacio de conocimiento, toda la vasta expansión del cosmos una extensión gnóstica que no diferencia entre “ser” y “conocer”. Cada parte, el fragmento de un espejo teomórfico en proceso de totalizarse.  En el budismo tántrico vajrayana se dice que los fenómenos son deidad. “Ya que el sujeto ve toda la existencia como deidad-sabiduría,  los incontables objetos son naturalmente percibidos como los fenómenos puros de los Budas… Los practicantes creen que toda la existencia, incluyendo este universo, es puro porque el sujeto de hecho es nuestra propia mente original, y nuestra propia mente original es la sabiduría”, escribe Thinley Norbu Rinpoche. La mente original del sujeto es la mente absoluta, igual al Dharmakaya, al espacio de todos los fenómenos, al cuerpo mismo de la deidad (aunque en el budismo tradicional no se utilice lenguaje teísta). En suma, podemos decir que los fenómenos y todas las manifestaciones del universo no son más que desdoblamientos  del autoconocimiento de Dios, es decir, la esencia más profunda del universo, su constituyente fundamental, es la sabiduría, las cosas están hechas de sabiduría y para la sabiduría.   
Soy el otro yo de Dios, Él puede en mi apercibir
lo que desde la eternidad fue irradiado en su propia imagen.
Angelus Silesisus
Preguntas cuál es el principio de todo esto:
Y es esto…
La existencia que se multiplicó por sí misma
Por el puro deleite de ser
Y se proyectó en trillones de seres
Para que pudiera encontrarse a sí misma
Innumerablemente.
Sri Aurobindo