Oh, Isis, Madre del Cosmos,
Raíz del Amor, Tronco,
Capullo, Hoja, Flor
y Semilla de todo cuanto existe.
A Ti, Fuerza Naturalizante, te conjuramos,
llamamos a la Reina del espacio y de la noche,
y besando tus ojos amorosos,
bebiendo el rocío de tus labios,
respirando el dulce aroma de tu cuerpo, exclamamos:
“Oh, Nuit, Tú, Eterna Seidad del Cielo,
que eres el alma primordial,
que eres lo que fue y lo que será,
a quien ningún mortal ha levantado el Velo,
cuando Tú estés bajo las estrellas irradiantes
del nocturno y profundo cielo del desierto,
con pureza de corazón y en la flama de la Serpiente
te llamamos”.
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